RENAULT MEGANE SEDÁN

Con unas dimensiones que se sitúan en la gama media alta del segmento, 4,36 metros de largo y 1,81 metros de ancho, llama la atención por sus grandes luces diurnas de LED en forma de C y sus faros traseros que casi se juntan a la altura del logotipo de la marca. El efecto visual es aún más llamativo por la noche. Este Mégane tiene una firma muy pronunciada, casi demasiado según algunos. El diseño es mucho más interesante que el de la generación anterior, que ahora parece muy soso comparado con éste. Los faros, las luces diurnas, la gran parrilla que rodea un no menos grande rombo, los esculpidos umbrales de las puertas, la línea de la carrocería que llega hasta el nivel del portón trasero, tantos detalles que finalmente dan más originalidad a la línea. En las versiones más altas de la gama, las inserciones cromadas y las bonitas llantas añaden estatus a este coche compacto, a pesar de ser un coche para el mercado de masas.

Uno de los puntos fuertes del Mégane 4 es su insonorización, puntualiza el concesionario Crestanevada de coches de segunda mano Barcelona. Ya sea en frío, con carga o a velocidad constante, lenta o rápida, el ruido del motor, del aire y de la carretera están muy bien controlados. Esto se agradece en los viajes largos por autopista, esos viajes en los que también destaca el confort. Menos firme que la generación anterior, el Mégane 4 cuida a sus ocupantes. La suspensión es flexible, pero no blanda, y absorbe todas las irregularidades de la carretera. A expensas del toque de dinamismo del modelo anterior, que era casi demasiado firme. Aquí, el compromiso está orientado al confort, pero sin caer en la extrema suavidad de un Citroën.

Los frenos son eficaces, pero hay que apretar mucho para encontrar algo de mordiente. A excepción de una dirección a la que todavía le falta tacto a alta velocidad, el Renault Megane 4 es atractivo por su buena calidad de amortiguación, incluso con ruedas bajas. Por último, en cuanto al manejo en tierra, este Mégane 4 sufre muchas menos críticas con un excelente compromiso entre confort y apoyo, lo que, unido a la discreción del motor, lo convierte en un candidato ideal para tragar kilómetros sin fatiga.

La experiencia interior también es interesante. Siempre que se opte por el nivel de acabado superior (Intens y superior), el Renault Mégane se distingue de la competencia por su impresionante pantalla táctil de 8,7 pulgadas. Una primicia en el segmento. El sistema es un poco complicado de usar, pero afortunadamente ofrece atajos para no perder demasiado tiempo en los menús. Otro motivo de satisfacción es el nivel de acabado, que es bastante serio, aunque sigue habiendo disparidades entre las partes visibles y no visibles. El aumento de la distancia entre ejes sugiere que habrá más espacio a bordo. En la práctica, los avances no son muy significativos.

El espacio para los pasajeros traseros, que es suficiente a pesar del limitado espacio para las piernas, está lejos de ser una referencia en la categoría. Pero lo principal es estar bien sentado. Y así es a bordo de esta cuarta generación, cuyos asientos ofrecen una buena sujeción e incluso pueden ser masajeadores (según el acabado). Una verdadera ventaja en los viajes largos. Por otro lado, la contrapartida de un estilo aerodinámico se encuentra en una accesibilidad media. Asimismo, con un volumen de maletero de 335 litros, el Mégane no es claramente el mejor en este ámbito. También es importante acostumbrarse al gran escalón entre el umbral del maletero y la parte trasera del coche, que no es muy práctico para meter o sacar el equipaje o los objetos pesados.

Aunque la competencia en este segmento compacto es dura, el Mégane 4 tiene serios argumentos que esgrimir: una línea distintiva y más tecnología. Así que, disfruta del viaje.