Es otro día soleado, perfecto para un viaje de prueba. Llego al concesionario de motos de ocasión Granada Crestanevada a las 15:30 horas. Ya probé este mismo modelo hace tiempo, pero esta vez, el periodo de rodaje ha terminado y la moto ya tiene 4000 km. Me sigue gustando el aspecto de la nueva SVN con sus líneas limpias, su afilada parte trasera y sus luces traseras de doble led.
La primera impresión es sorprendente: me siento realmente bien sobre la moto. Esto es muy diferente del modelo de 2002, en el que tenía demasiados calambres y me dolían las rodillas después de unos pocos kilómetros. Se ha elevado la altura del asiento, se han movido los reposapiés, en fin, es perfecto. En cuanto empiezo a rodar, me doy cuenta de que la caja de cambios es muy precisa y, como la definición de un bicilíndrico en V, empuja bien en cuanto giras el acelerador.
Apagamos el motor y analizamos un poco el conjunto, mientras esperamos que los dos zigotos se unan a mí. Está claro que esta moto es muy divertida. Muy ligero, fácil de manejar, sensible, es simplemente divertido. El inconveniente es que es muy rápido. No pensé que tendría que cambiar de marcha tan a menudo en un bicilíndrico, aunque sé que es de 650cc. Me sorprendió ver que la aguja venía tan a menudo a jugar con la zona roja. Está claro que coge bien a bajas revoluciones sin golpear, pero en cuanto te pones en marcha, notas que le falta un poco de longitud… bueno, sigue siendo bastante divertido, la diversión está garantizada.
A la vuelta, ocurre lo mismo: juego con la moto, la coloco donde quiero y me divierto con el par disponible para salir de las curvas. El paso por curva es fácil a pesar de los Dunlop D220 originales, que ciertamente no son los más adecuados para este tipo de carretera. El ruido del bicilíndrico es estridente incluso a través del imponente (y poco estético) silenciador original. Los frenos son eficaces, aunque empiezan a perder algo de agarre a medida que se calientan. Un poco de autopista y llego al concesionario, devuelvo las llaves y les digo que, una vez más, la moto me ha dado muchas alegrías… pero estoy un poco más confundido que en la primera prueba por la falta de extensión.
Sigo pensando que la SV es una muy buena moto, perfectamente adecuada para el uso de ocio en una región como la mía, donde las carreteras son muy reviradas. Por el precio, sería difícil encontrarle algo malo. El motor es muy juguetón y recoge a cualquier régimen, los frenos ofrecen un muy buen tacto y una frenada progresiva, el resto del chasis proporciona una conducción serena y una buena rigidez al conjunto. Se trata de un gran movimiento de Suzuki y de una acertada evolución de un modelo que ya era muy popular. ¡En esta gama, sufre de una falta de extensión en comparación con la Fazer o la Hornet, pero personalmente, el placer del gemelo hace que la moto sea mucho más divertida!